Este minuto angelado
deja rastros de lluvia
en mi rostro,
heridas sin dolor
añejas como la vida,
besando el viento,
ya cicatrices de luz
y las ganas huecas de seguir viviendo
en este portarretratos amarillo
con olor a madera húmeda,
sobre estos líbros secos
como pétalos al sol,
tiempos dormidos en letargos eternos
y un cielo más que azul,
inolvidable,
como el sabor de tus ojos...
maría fer
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