No pretendas salvar
lo que ya está perdido,
el mar se lo llevó a otros puertos,
y nuevas aguas vendrán
a lavar mis playas,
no hundas tus cuchillos
en mi arena,
pues sólo te encontrarás con hielo....
Lo que el fuego consumió,
ya ni siquiera es cenizas,
demasiado se lloró
que se evaporó la risa,
mas no pierdo la esperanza
de volver a ver la luz
una mañana,
aunque sé bien que lo que brilla
casi nunca se convierte en oro.
No intentes pernoctar entre mis muslos,
acaso falten noches y flores
y murmullos,
hay pasos que es mejor no darlos
y si los das,
cuídate de no ser el primero.
Hay abismos que están
y no son vistos,
la seda los oculta como un manto,
pero la naturaleza está mucho más viva
dentro de ellos
que una bandada de nubes
en los cielos...
No pretendas encontrar
el principio de los nudos,
el plato principal
ya fue bebido
algún atardecer de vino y rosas,
en una mesa de piedra junto a un río,
mientras trenzaba mis cabellos
un viento que pasaba
y me acunaba en sus brazos
un mar de mariposas...
