Te bendigo,
ser de luz
que habitaste mi vida,
que fuiste un cálido fuego
en mi frío
y calmaste mi invierno,
que llamaste a mi piel
por su nombre
y tatuaste tus manos en ella,
que asiste mi alma paloma
en la flor de tus labios,
que besaste mi luna escondida,
le diste más brillo,
y te fuiste dejando un destello
sutil, imprevisto
de polvo de estrellas,
que aún sigue estando
segundo a segundo
como sutil huella
poblando mi mundo...
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