Poner cuidadosamente en las manos
un poco de polvo de estrellas,
agregarlo al agua de mar de tus ojos,
agitar despacio,
mirar hacia adentro
a ver si dos peces despiertan en ellos,
luego atrapar un pájaro en vuelo,
y pedirle prestadas las alas,
dejar descansar un momento,
más tarde beberme el rocío
que deja la luna en las flores,
y el resto ponerlo en mi pelo
a ver si me deja sus brillos de plata,
después,
hacerme un vestido de espuma,
de arena y escarcha,
ceñido con hilos de lluvia de enero,
y por último lo más importante,
en un cuenco tibio de sol de setiembre
colocar el alma,
ponerle unos besos de sol
más caricias,
más unos abrazos
y dártelo todo
como el primer día,
un breve interludio de amor,
en brazos de una poesía..
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